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Casas de la Hacienda de San José del Carmen El Huique

Imagen de Casas de la Hacienda de San José del Carmen El Huique

La Hacienda San José del Carmen El Huique tiene su origen en la de Larmague, que constituyera a comienzos del siglo XVII el conquistador Juan de Quiroga, en base a mercedes de tierra y concesiones.

Presentación

La zona de Colchagua, de excepcional productividad agrícola, no fue habitada ni explotada mayormente por los españoles sino hasta el siglo XVII. Ello a raíz de la escasa población indígena que albergaba, y en razón de que las tierras, si bien de gran potencial, o carecían de riego o estaban por el contrario inundadas. En 1598, el gran alzamiento indígena provocó una concentración de la población hispana en el centro del país, lo que a su vez condujo al poblamiento de la zona, y a la aplicación en ella de técnicas de riego y de cultivo que la constituyeron en la región agrícola por excelencia. Colchagua se desarrolló en base a un sistema económico cuya unidad era la hacienda, centro productivo autosuficiente en torno al cual se forjó la sociedad y la cultura de la zona central de Chile.

La Hacienda San José del Carmen El Huique tiene su origen en la de Larmague, que constituyera a comienzos del siglo XVII el conquistador Juan de Quiroga, en base a mercedes de tierra y concesiones. A mediados del siglo XVIII, el predio pasó a manos de la familia Echenique, y a fines de la misma centuria, ocurrió la primera división de la propiedad, entre dos de los integrantes del mencionado clan. En 1828, el dueño de la porción denominada "El Huique" era don Juan José Echenique y Bascuñán, quien comenzó a edificar las casas, a la par que a acrecentar la superficie de la hacienda. En 1852 edificó la bella iglesia.

La única hija de don Juan José, doña Gertrudis Echenique, heredó "El Huique" a título individual, y continuó la labor de su padre. Ella y su marido, -don Federico Errázuriz Echaurren, quien ocupó la Presidencia de la República entre 1896 y 1901-, invirtieron energías y recursos en la construcción, aumentando el número de habitaciones y mejorando su alhajamiento y comodidad. Lo propio hizo doña Elena, hija de ambos y heredera también única.

Como sucedió en general en las casas patronales chilenas, las de San José del Carmen experimentaron un crecimiento gradual, el cual respondía a las necesidades que se iban presentando. Las dependencias, con corredores, se distribuyen en torno a patios -catorce en total-. El que corresponde al sector residencial, y que sirve de acceso al conjunto, exhibe un cuidado jardín de tipo francés, y centenarias palmeras. Originalmente, los patios contaban con empedrado de huevillo, el cual se conserva hoy en el sector de acceso. Los patios interiores fueron recubiertos con pastelones de cerámica.

Domina el conjunto la magnífica iglesia de estilo neoclásico, emplazada en el lado sur, cuyo pórtico, con tres arcos de medio punto, sostiene una torre de madera de 23 metros de altura e influencias neoclásicas, que contrasta con la horizontalidad general de los recintos. Su única nave es de proporción alargada, a la cual se ha anexado un cuerpo perpendicular al presbiterio, correspondiente a la capilla de la familia. La iglesia es de una simpleza general que sólo rompe el altar, profusamente ornamentado.

Hacia el sur poniente se distribuyen dependencias de servicio, en torno a patios con frutales, donde se dispusieron hornos, pozos de agua, y otros elementos de uso doméstico, que hoy es posible apreciar. Hacia el norte del recinto se yerguen hoy construcciones destinadas originalmente al bodegaje y a la realización de faenas agrícolas, las cuales son hoy propiedad de comuneros agrícolas.

En general, el conjunto está estructurado por muros de adobe en sobrecimiento de albañilería de ladrillo. Los envigados, entramados y pilares son de madera de roble, ciprés y espino; la cubierta es de teja de arcilla y los pisos de pastelón de arcilla, donde no subsiste el huevillo original.

Las casas de la hacienda El Huique reflejan con gran fidelidad la forma de vida tradicional del agro chileno, en base a la hacienda. Son, también, una extraordinaria muestra de la arquitectura rural de los albores de la República. Gracias a la preocupación de sus propietarios, cuya familia conservó por dos siglos la propiedad, a la gestión del Ejército, -que desde 1976 ha velado por la conservación y puesta en valor de los inmuebles-, y a la de los comuneros agrícolas que laboran estas tierras, este bien patrimonial puede ser apreciado por todos, en la forma de un museo de sitio.

Justificación del Valor Universal Excepcional

Criterios cumplidos:

Las Casas de la Hacienda San José del Carmen El Huique cumplen cabalmente con el criterio ii, iii y v para la inclusión de bienes culturales en la Lista del Patrimonio Mundial, tal como éstos son definidos en la Guía Operativa para la Implementación de la Convención del Patrimonio Mundial.

Criterio ii

Los edificios que conforman este gran conjunto son la muestra más relevante que se conserva de la tipología "casas patronales" de arquitectura rural chilena. En ella se funde el aporte indígena, el ancestro musulmán y el sello hispano, para dar por resultado soluciones formales y constructivas de gran calidad, no obstante lo discreto de sus medios. Se trata de una tradición que se remonta a los inicios de la Colonia.

Criterio iii

Las Casas de El Huique son un testimonio excepcional de la forma de vida propia de la hacienda chilena, y como tal, de la cultura agrícola tradicional de la zona central de Chile.

Criterio v

Esta forma arquitectónica, presente con variantes entre Copiapó y Concepción, se identifica fuertemente con el medio, la cultura y el tipo de habitante propio de la zona agrícola central de Chile. Se trata de una arquitectura sencilla y exenta de artificios, que se caracteriza por el aprovechamiento al máximo de los recursos naturales y por la solidez, la cual ha sido puesta a prueba en numerosos terremotos. Es una arquitectura que es el marco de un sistema social y económico determinado, y de una cultura que tiene su origen en el mestizaje indígena-español.

Esta arquitectura, en los poblados, se tradujo en construcciones en fachada continua con corredores y patios interiores. En las haciendas, esta arquitectura dio lugar a una tipología cuyo mejor exponente es el conjunto de El Huique. Los núcleos originales de esta tipología se centran en un patio, cuadrado o rectangular, abierto generalmente hacia el frente principal; las dependencias se distribuyen en forma de U. A medida que aumentan las necesidades y los recursos, se van agregando nuevas construcciones, siempre en torno a patios. Es infaltable la capilla o iglesia, que es el edificio más alhajado y elaborado del conjunto. El material predominante es el adobe y la madera.

Garantías de autenticidad e integridad:

Las casas de El Huique se han conservado adecuadamente gracias a los cuidados de sus propietarios tradicionales, y a los de los actuales dueños, el Ejército de Chile -casa patronal- y los comuneros agrícolas. Por otra parte, la autoridad local ha otorgado un gran apoyo a la puesta en valor de este bien.

Las casas fueron declaradas monumento nacional en la categoría de monumento histórico por el Decreto Supremo Nº2412 del 6 de octubre de 1971. Recientemente, por Decreto Exento Nº488, del 29 de agosto de 1996, se estableció una Zona Típica para resguardar el entorno del monumento. En el área protegida no se pueden realizar intervenciones sin la autorización del Consejo.

Comparación con otras propiedades similares:

En Chile Central existen otras casas patronales que caracterizan la vida de la hacienda, pero la del Huique es la que conserva la mayor proporción de dependencias, en el mejor estado de conservación. Por otra parte, las casas conservan su alhajamiento y enseres.